Después de mirar y remirar cual sería la mejor opción como robot de cocina, nos decidimos por la KitchenAid. Pero claro casi 500€ nos parecía demasiado. Maribel que para eso tiene más cabeza me decía: "Silvia tranquila ya la conseguiremos..." y decidimos esperar un poco y perfeccionar la técnica.
Cual es mi sorpresa que al llegar al trabajo e ir al almacén casi me tropiezo con una caja que estaba por allí desperdigada. No se lo podían creer mis ojos, casi me desmayo al verla.. en color rojo preciosa.
Decidí llamar a mi cliente y amigo Javier, y él me la consiguió a buen precio, eso sí la espera fue angustiosa. Que si ahora va a Barcelona, que si se ha quedado en Castellbisbal, que si ahora sale pero llegará cuando ya no estés en el trabajo...
Por fin llega el aparato a casa, llamo a Maribel, ¡¡¡es algo que tenemos que estrenar juntas!! La harina, el azúcar, el huevo, la mantequilla, todos los ingredientes esperan impacientes encima de la mesa. Lavamos su gran vaso con mucho mimo mientras la acariciamos y la remiramos de arriba a abajo. Llega la hora de hacer los honores, las niñas parece que ya no pelean y cuando todo se avecina como una buena tarde, zasssssssssss saltan los plomos. No puede ser, seguro que había un poco de agua en el enchufe. La cambiamos de sitio, probamos de nuevo y zassss otra vez los plomos. Las niñas contentas porque todo está oscuro. Nosotras no sabíamos si reir o llorar. Nuestra Kitchen no funcionaba.Tuvimos que esperar de nuevo unos días pero la siguiente, con los ojos cerrados y los dedos cruzados, funcionó. Y no nos ha defraudado. La mejor compra que he hecho en tiempo.
Me encanta la kitchenaid!
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